sábado, 30 de diciembre de 2017

Échale uvas al pavo que yo le echaré a la pava

*Por Ángel Rico
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Le contaré a usted, respetado lector, que en los dos últimos días han sido muchas las llamadas telefónicas de mi excolegas, vitivinicultores, de Tomelloso, Socuéllamos, Valdepeñas y La solana, que han mostrado su preocupación por la resolución del  Ministerio de Agricultura que fija en 4.950 hectáreas la superficie que se podrá autorizar para nuevas plantaciones de viñedo en 2018. En todos los casos era coincidente la llamada de atención: --¿no son conscientes que los excedentes (de vino) producidos por 953.607 hectáreas de viñedo en España (de las que 474.907 están en Castilla-la Mancha, y la mitad de esa extensión, solo, en Ciudad Real) no se solucionan aumentando la superficie en 4.950 hectáreas). Esta solución solo se le habría ocurrido a quien asó la manteca. Esperemos a ver quién da la cara cuando reviente (que va a reventar) la burbuja vitícola.
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Y los preocupados profesionales tienen razón, hay que ser muy miope para no reconocer que la bajada de precio de un producto (sea cual fuere) no se soluciona aumentando la cantidad ofertada. Basta leer “Los enemigos del comercio” de Antonio Escohotado, para entender que, en este caso, “el mayor enemigo de un uvero (productor de uva) es otro uvero”. Y a la bajada en el consumo de vino percápita en España, hay que remitirse. Donde en el país mayor productor de vino de Europa, el consumo apenas llega a los 21 litro por persona (donde hay que incluir el vino que consumen los 80 millones de turistas que visitan España) frente a los  42,5 litros de Francia, 41,74 litros de Portugal y 33 de Italia. Y en las poblaciones manchegas mencionadas, grandes productoras vinícolas, el consumo de cerveza es mayor que el de vino; hecho que ocurre en otro gran número de municipios vitivinícolas. ¡Esa es la realidad!
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Un servidor, que tuvo el privilegio de diplomarse, entre otras cosas, en “Enología” en el Centro de Capacitación y Experiencias Agrícolas de Tomelloso, (cuando enseñaban a mirar al futuro, en lugar de al pasado) y de ejercer diez años como miembro del “Comité Consultivo Vitivinícola en Bruselas, representando a España”, hoy no podría defender en la UE los argumentos de entonces. Porque la sociedad actual quiere que sea el mercado quien diseñe qué hay que producir y qué no. Y por ello, ningún gobierno debería favorecer o impedir que la libre empresa se especialice en aportar al consumidor lo que el consumidor solicita; o, contrario sensu, empecinarse en ofrecer algo que el consumidor no solicita. Anestesiar a un sector con ayudas, para que ese sector no sea capaz de admitir la realidad es un imperdonable error político. Sobre todo cuando políticamente se frena, por ejemplo, que los productores de Cava de Almendralejo (Badajoz) o Requena (Valencia) puedan aumentar su producción, que está siendo requerida por el mercado, para no perjudicar a Cataluña.
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Justificar desde el Ministerio, que se ha aceptado las peticiones de las organizaciones del sector, es una burda excusa. Porque, en realidad, las “subvencionadísimas organizaciones del sistema forman parte del problema”. Los burócratas de estas entidades, financiadas por fondos públicos, y donde sus representantes, tienen salarios anuales superiores a los del Presidente del Gobierno, gastos que no son nada baratos, necesitan que la problemática agraria permanezca y se enquiste, para justificar su necesidad de existir.
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La Ministra, García Tejerina, tendrá el sonrrojante privilegio de haber conseguido, con su política gatopardiana, al final de su mandato, que la aportación agraria al PIB nacional, sea inferior que cuando accedió al cargo. Ha conseguido, con su nefasta gestión, que el “medio ambiente” se convierta en “ambiente medio”, --igual a la mitad de algo--. Una miembro de su equipo, hablando de la sanción que la UE, con toda seguridad, impondrá a España por no cumplir los objetivos de reducción de CO2 en el 2020, suspirando dijo: --“a Tejerina lo que le gustaría ser es la Dama de Elche”. Para estar ahí expuesta con   una túnica y mantilla sostenida por una peineta, sin tener que decir nada. Sólo dejándose admirar por todos, sin tener que defender una teoría ni su contraria—
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Pretender ocultar, con sofismas, la problemática del sector vitivinícola es un imperdonable error. No admitir que “el vino no es un producto de primera necesidad” como pudieran serlo, por ejemplo, los lácteos, las frutas o los hidratos de carbono, está suponiendo gangrenar la realidad. Las dos falacias más utilizadas son “hay que aumentar la calidad” ¿el que no consuman vino los jóvenes es porque no se les está dando la calidad que exige la juventud? y, “consumir vino con moderación es bueno” --¿Quién ha dicho que consumir alcohol sea bueno? ¿Se imaginan a alguien diciendo que “maltratar con moderación” no está mal? ¿Quién maneja el “moderómetro” vinícola?. Urge afrontar  con valentía la realidad del sector, llamando al pan pan y al vino vino. Los clásicos nos enseñaron que: --Si te enfrentas a un problema podrás sobrepasarlo, pero si te escondes lo único que conseguirás es agravarlo— ¡Y se está agravando!
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Si usted discrepa de esta opinión, tenga presente que: --un servidor, consume la misma cantidad de vino que un francés, por lo que no debo ser sospechoso,  y que, en cualquier caso, yo solo soy el mensajero: --échale uvas al pavo,  que yo le echaré a la pava, azúcar,  canela y clavo—
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…He dicho!
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*Es Presidente de la Asociación de Desarrollo Rural Integral Europa (ADRIE) / y responsable de Relaciones Institucionales de la Asociación de Periodistas Agraoalimentarios Españoles (APAE)

domingo, 24 de diciembre de 2017

El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele

*Por Ángel Rico
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Le contaré a usted, respetado lector, que después de las pasadas elecciones regionales y municipales de 2015, tuve el atrevimiento de escribir los artículos -- “Cospedal, frente a su espejo (espejito)” y “Hay un remedio para las culpas, reconocerlas”—en ambos pretendía indicar que cuando los electores quitan el apoyo a este o a aquel partido político, la culpa no es de los votantes, sino de los dirigentes de dichos partidos que debieron hacerlo mal. Aquellas reflexiones fueron el detonante para que algunos representantes (masculinos y femeninos) del, hasta entonces, partido mayoritario en muchos municipios y algunas comunidades autónomas, me marcasen con la retirada del saludo y la palabra. Eso es lo que provocó mi independencia política en mayo de 2015.
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Siendo también cierto que, al mismo tiempo, algunos diputados y exdiputados, senadores y exsenadores, alcaldes y excaldes que no estaban tan contaminados por la miope soberbia partidista, me reconocieron en público y en privado que, lo que se denunciaba en el fondo de aquellos artículos era verdad. Que la culpa de la pérdida del apoyo ciudadano era de quienes habían dirigido las políticas, regional y locales, a lomo de la soberbia sin la humildad necesaria para admitir que “podrían estar equivocados”. Desconociendo lo que escribió Quevedo: --La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió--. Y tanto que cayó.
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Lo inteligente de las personas perspicaces es aprender de los errores. No siendo el caso (en lo referido a la inteligencia) de aquella mediocre política sectaria, sino que siguieron aplicando el “sostenella y no enmendalla”. Expresión que define la actitud de quien persiste empecinadamente en errores garrafales, incluso a sabiendas, por orgullo o por mantener las apariencias, aunque el mantener el error cause un daño peor que no mantenerlo. Y, como en política, lo que es previsible que ocurra, acabará ocurriendo, recientemente la ciudadanía de Cataluña ha enviado a la irrelevancia política, a quienes no tuvieron el valor de admitir la realidad y actuar en consecuencia. Lo primero que hace falta para solucionar un problema es admitir que ese problema existe, no se admitió en 2015, ni en 2016, ni en 2017. Pues ¡que así sea si así lo habéis querido!
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William Blake, escribió: --La Prudencia es una vieja solterona rica y fea cortejada por la incapacidad— En este caso, dejémoslo solo en “incapacidad”, porque “tú sabes que yo lo sé”. Y, a quienes me retiraron la palabra, les emplazo para analizar los resultados de sus, todavía, feudos políticos, en mayo de 2019. “El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele” nos enseñó Marco Aurelio.
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Y, aquí estamos, siguiendo los consejos de Marco Aurelio, no queremos parecernos a quienes nos catalogaron como enemigos, por utilizar la lealtad al decirles que lo estaban haciendo mal. Y tampoco queremos que las cosas sigan empeorando; siendo necesario implicarse para ofrecer un más esperanzador futuro a la Ciudadanía. Nunca será tarde para buscar un mundo mejor y más nuevo, si en el empeño ponemos coraje y esperanza. Y como usted, respetado lector, sabe en Ciudadanos hay equipo, coraje, coherencia y esperanza.
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El haber estado relacionado, por motivos profesionales, con los partidos políticos que han gobernado en España en la actual Democracia, permite poder valorar el declive, legislatura a legislatura, de los representantes de dichos partidos. Los que entran, siempre han sido peores que aquellos cocarnetarios o conmilitones a quienes sustituían. Podrá no ser agradable de leer, pero es la verdad. Y la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.
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La Ciudadanía merece respeto, si es respeto lo que se le solicitará. Porque en política siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de los electores. Y en ese quid pro quo, se necesita salir del sectarismo y adentrarse en la realidad cotidiana de la Ciudadanía, para conocer aquello que preocupa a quienes se pretenderá solicitar el voto, para obtener el poder inspirado en el reconocimiento, en la inteligencia y en la razón, donde la sensibilidad y la decencia puedan ser consideradas grandes virtudes políticas, en el presente.
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Y, aquí estamos, en ese lugar vital donde no hay que esperar a que sean otros quienes lo hagan, sino estar dispuesto a aportar otro talante, que haga más vivible el presente de esta sociedad, a la que ofrecer una nueva democracia basada en la deliberación pública y la ciudadanía activa. Nuestras necesidades sociales necesitan de una ciudadanía con la mente despierta y un conocimiento básico de cómo funciona el mundo y así conquistar el futuro. Un servidor está dispuesto a implicarse ¿Y usted?
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso