domingo, 13 de agosto de 2017

En Portugal “la teoría de la primera ventana rota”

*Por Ángel Rico
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Le contaré a usted, respetado lector, que en Portugal se ha comprobado que “la inacción política produce resultados negativos”; la mediocridad de la Ministra de Administración Interna (del Interior), Constança Urbano de Sousa, cuya negligente actuación en los numerosos incendios en Portugal, en general y, el de Pedrogão, en particular, que ha sorprendido al resto de colegas de la Unión Europea, sigue actuando de forma negligente en lo relacionado con la seguridad interior. Quien nace negligente para lo uno, es negligente para todo. Tenía razón Confucio: --“No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino”—Eso está ocurriendo en lo referido a la seguridad interna de Portugal, a saber:
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Desde la formación del gobierno del “frente popular” en Portugal, con socialistas, comunistas y del “bloco” (el Podemos portugués) se ha gobernado hacia ninguna parte, dejando que los acontecimientos acontezcan y, en lo referente a la seguridad interior, ¡están aconteciendo! La metamorfosis de la generación “ni-ni” –ni estudian, ni trabajan— ha convertido a un importante número de adolescentes en delincuentes en potencia; que empiezan cometiendo pequeños delitos y, caso a caso, van aumentando la gravedad de sus quebrantamientos de la Ley. Algo que conoce la ciudadanía, conocen los responsables de la política municipal y conoce el colectivo de Policía. Solo permanece in albis, el máximo estamento de la política de “Seguridad Interior” donde los círculos concéntricos que rodean a la, referida, mediocridad ministerial están siendo contaminados por tan insuficiente y perjudicial política de “transmitir seguridad a la ciudadanía”. De donde no hay (Constança Urbano de Sousa) no se puede sacar. Ya conocemos que Constança Urbano de Sousa não se demite. "Um comandante nunca abandona os seus homens" (Sic)
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En Portugal, en general, y en la zona de la “Gran Lisboa” en particular, urge tener presente el experimento de “la ventana rota” (**).
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La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis que deterioraban el lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro.  El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York.
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La expresión 'tolerancia cero' suena a una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad. No es tolerancia cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia cero frente al delito mismo. Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la Ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana, como la que no existe ahora en la “Gran Lisboa”.
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Los ayuntamientos conocen bien esta teoría. Cuando aparece una pintada en una pared, si no se borra pronto, toda la pared  -y las de las casas próximas- aparece llena de pintadas. De ahí la importancia de mantener siempre la ciudad limpia, las calles en orden, los jardines en buen estado, y vigilancia permanente ante los potenciales delitos. También la policía lo sabe, y por eso considera importante atajar no sólo los grandes crímenes, sino también las pequeñas transgresiones. Pero ¿cómo van a poder actuar sin órdenes superiores?, y cuando en la zona de Sintra, la Policía mantiene más de 25 vehículos fuera de funcionamiento, por averías técnicas, falta de mantenimiento o de la inspección técnica de vehículos? La “Teoría de las ventanas rotas” parte de la estrategia de arreglar los problemas cuando aún son pequeños (reparar las “ventanas rotas” en un corto espacio de tiempo). De esta forma la tendencia es que será menos probable que los vándalos vuelvan a romper o dañar aquello que se ha reparado, por tanto los problemas no se intensifican y los residentes se sentirán seguros en sus barrios.
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El  principio es claro;  una vez que se empiezan a desobedecer las normas que mantienen el orden en una comunidad, tanto el orden como la comunidad empiezan a deteriorarse, a menudo a una velocidad sorprendente. Las conductas incivilizadas se contagian, como está ocurriendo en la zona de la “Gran Lisboa”. Y la vigilancia policial preventiva no se puede llevar a cabo, por falta de vehículos, útiles; por falta de concienciación política, y por falta de convencimiento de los vecinos, para denunciar las agresiones sufridas, al no tener confianza de que el “sistema Contançiano” sea efectivo en algún momento; lo que conlleva que –al no existir constancia de denuncias de delitos, la estadística permite que, doña Constança, viva extasiada en una seguridad inexistente; siendo cierto aquello de que: --No hay peor ciego que (doña Constança) quien no quiere ver--.
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Esperará, para actuar,  el Ministerio de Administración Interna a que, en algún mástil significativo, los delincuentes icen la bandera de Portugal al revés,  para dar a entender que ellos, los delincuentes, han tomado el poder en un país sin orden ni control?
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La implicación en lo referido a la seguridad municipal, debe ser un desafío compartido. Los ciudadanos deben denunciar los delitos que conozcan en sus barrios;  la Policía debe exigir más medios para llevar a cabo su labor; y los responsables municipales, que se presentarán a las elecciones municipales el próximo octubre, deben ser conscientes que: --los electores les tratarán con similar diligencia o desidia, como la que ellos hayan tratado a los vecinos-- ¡Quid pro quo!
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En su momento, el Instituto Hispano Luso, lideró la propuesta para que al colectivo “Bombeiros Voluntarios de Portugal” se le otorgase el Premio Princesa de Asturias de la Concordia-2018; ahora, el Instituto Hispano Luso, liderará la campaña para que la Policía de Portugal (Seguridad Pública), tenga la consideración y el respeto que se merecen y que, no están recibiendo por parte del, manifiestamente mejorable, Gobierno de Portugal.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso
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** En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Philip Zimpardo, realizó un experimento de psicología social. Dejó dos automóviles  abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio. Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser destrozado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, la radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto. Es común atribuir a la pobreza las causas del delito, tema en el que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí.
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Cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre. ¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo? No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un cristal roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que vale todo. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional. En experimentos posteriores desarrollaron la “teoría de las ventanas rotas”; tesis que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
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Si se rompe un cristal de la ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad la  --“Gran Lisboa”--exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'pequeñas faltas' (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves. Si los parques y otros espacios públicos deteriorados son progresivamente abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la gente son progresivamente ocupados por los delincuentes. ¿Por qué? porque la ventana rota envía un mensaje: aquí no hay nadie que cuide de esto; ya sea en Nueva York, en Lisboa, en Madrid, en Palo Alto, en Sintra o en Ciudad Real.

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