*Por Ángel Rico
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Decían
los clásicos que: -- “El mejor profeta
del futuro es el pasado”—y si analizamos la Historia
nos encontramos con hechos que nos deberían hacer recapacitar sobre lo que
puede ocurrir si tomamos como modelo el pasado, como es el caso de “la Reforma Protestante ” del siglo XVI, donde los
representantes del mayor poder de entonces, --la Iglesia--, se movían en lo que podría denominarse como –corrupción
lícita--. Aquella “Reforma” no sólo
la provocó un deterioro considerable de
las estructuras eclesiales sino, también, un panorama de profunda crisis
espiritual, donde el ejemplo más claro de aquella “corrupción lícita” fue el
papa Alejandro VI, Rodrigo Borgia, (fue
el Papa 214 de la Iglesia Católica , entre 1492
y 1503) y uno de los sacerdotes más corruptos de la Iglesia Católica.
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Durante
gran parte del siglo XIV y comienzos del XV, había una creciente corrupción y
secularización de la Iglesia (que se
traducían en la venta y acumulación de cargos eclesiásticos, enriquecimiento de
la corte papal y el alto clero, como cardenales, obispos, abades, etc.). Es
indicador el ejemplo de Johann Tetzel, el dominico que
predicaba las indulgencias en la diócesis de Mainz (capital de Renania-Palatinado,
en Alemania) que tenía su
“publicidad motivadora”: --“Tan pronto como una moneda suena en el cofre, un
alma del purgatorio es liberada”--. Algo así como las comisiones políticas
pagadas en el corrupto sistema político actual.
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Aquel
emponzoñado sistema político-religioso, ocasionó la aparición de los tres
reformadores: --Lutero, en Alemania (1483-1546); Zuinglio, en Suiza (1484-1531); y Calvino,
en Francia (1509-1564)—que pusieron
a la Iglesia Católica , en
general, y a sus representantes, en particular, frente a sus propias
incoherencias. La simple exposición de dichas incongruencias, entre lo que la Iglesia
predicaba y lo que la Iglesia hacía, fue
suficiente para que los asustados fieles se rebelasen contra la institución.
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Este
paseo por la Historia está motivado porque el descontento
de, gran parte, de la sociedad actual con relación a la “clase política” es
similar a la de antaño con respecto a la Iglesia. La
ciudadanía civil, está comprobando el distanciamiento entre lo que le preocupa
a la sociedad y las actividades de los políticos. Ese distanciamiento que puede
concretarse en: --los reiterados casos de corrupción y de nepotismo; en el
incumplimiento, como en el caso del PP
en España, de casi la totalidad de su programa electoral; y de los ejemplos
de miopía política, como en el PSOE de
Pedro Sánchez, para admitir que: --en el PSOE de Andalucía hubo corrupción en el caso de los EREs, así como
en las ayudas a la formación a sindicatos y patronal--.
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Son
insultantes los ejemplos de decir una cosa y hacer la contraria, como en el
caso del Ministro de Justicia, Alberto
Ruiz Gallardón, que en la
Comisión de Justicia del Congreso de los Diputados, el 25 de
enero de 2012, entre otras cosas, dijo: --
No podemos seguir con una imagen en la que la división de poderes que consagra
nuestra Constitución está, a efectos del ciudadano, absolutamente vulneradas
como consecuencia de la extensión de la lucha partidista a la configuración de
los órganos de gobierno de uno de los poderes del Estado. No es eso señorías lo
que quiso el legislador constituyente. No es eso lo que nos manda nuestra
Constitución y es un error que estamos
obligados a corregir y tenemos que empezar,
lo digo con rotundidad y desde el
principio para acabar con esa
politización y con esa percepción de politización que tienen los españoles, con
la modificación del sistema de elección de los vocales del Consejo General del
Poder Judicial. Tenemos que ir al espíritu de la Constitución y
tenemos por lo tanto que dejar bien claro que la voluntad del Gobierno, como ya ocurrió en los primeros tiempos de
funcionamiento del consejo, es que doce de sus veinte miembros sean elegidos
entre y por los jueces y magistrados de todas las categorías. Y les digo
más, si queremos de verdad acabar con la politización, tenemos también la
obligación de que los ocho miembros que habrá que designar este Parlamento –y
hago extensiva esta reflexión a otros órganos constitucionales del Estado—no
sigan siendo parte de un sistema partidario de reparto de cuotas. No es eso lo
que quiso el legislador constituyente— (Sic) Y a la hora de la verdad, este
ministro haciendo lo contrario de lo que prometió, ha conseguido que la Justicia en
España sea la menos independiente que se recuerda en la Historia
contemporánea.
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Cuando,
de facto, no hay Estado de Derecho: --Imperio de la Ley ; Separación de poderes; Derechos
Fundamentales; Sistema de responsabilidades; Control jurisdiccional de la
legislación; y donde el órgano judicial debe respetar el debido proceso--, y
desde la clase política se admite una cierta “corrupción lícita” los ciudadanos
acaban apoyando, como medio de descongestión, a partidos extremistas que su
único proyecto filosófico consiste en decir --que están mal, las cosas que
están mal--.
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Ahí
están los casos: --en Francia, del Frente
Nacional, liderado por Marine Le Pen; Amanecer Dorado de Grecia considerado fascista; el Partido de la Libertad de Holanda, declaradamente xenófobo; el Movimiento
5 Estrellas de Italia (M5S); el
anti-euro Allianz für Deutschland, de Alemania; o el de centro derecha UKIP, el Partido de
Independencia del Reino Unido, que
quiere a UK fuera de la UE ; y Podemos en España, que se ha caracterizado por
decir a los ciudadanos indignados aquellos que estos quieren oír, y que se
sitúa en la extrema izquierda cubano-bolivariana--.
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Un análisis objetivo de los votantes de estos partidos situados en
los extremos, indica que: --el común denominador de los votantes es el cabreo
con el sistema actual--. Cuando, por ejemplo, al partido de extrema derecha, Frente Nacional de Marine Le Pen, en Francia
tiene un apoyo del 53 por ciento de los trabajadores de la industria, que
históricamente votaban a partidos de izquierda. Y, en España, una gran parte de los apoyos del comunista Podemos, provienen de empresarios
autónomos que en el pasado apoyaron a partidos de centro izquierda y/o centro
derecha.
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Por todo lo anterior, los partidos políticos que en alguna ocasión
se movieron por el terreno de la
sensatez, deben renacer de sus cenizas, para dar más importancia a los
ciudadanos que al mantenimiento en lo que, sin error, puede denominarse “casta
política”. Ese objetivo solo se conseguirá democratizando la elección de
candidatos, mediante elecciones primarias, por parte de los simpatizantes, para
evitar que la experiencia en el halago a los encargados de confeccionar las
listas electorales, tenga más peso que la valía, el trabajo y la cercanía con
los electores. Y, también se hace necesario las candidaturas abiertas, para que
sean los electores quienes valoren o castiguen a los candidatos en cada proceso
electoral. Y la “contrarreforma”
política no lo pueden protagonizar aquellos que, con su actitud ayudaron a que
la cosa pública desprenda el hediondo olor que la rodea en todos sus niveles,
en el presente, al quedar demostrado que: --el poder corrompe, y el poder
absoluto corrompe absolutamente--.
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En España, además sería positivo que las elecciones al Legislativo nacional, las candidaturas
fuesen de circunscripción única, similar a las elecciones al Parlamento Europeo. De esta forma,
todos los votos tendrían el mismo peso político. A diferencia de la actualidad,
donde partidos secesionistas regionales tienen una enorme influencia en la
política nacional, que en realidad, no les importa absolutamente nada.
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Transcurridos cinco siglos de la “Reforma Protestante” no habría que esperar a que un segundo Lutero clavase hoy las “Noventa y cinco
tesis” de los errores políticos, en la puerta de la capilla de un Wittenberg,
cualquiera. Y limitarse, como entonces, a: --excomulgar a los que siguen la
política de los nuevos “luteranos”-- sería una demostración palpable del empeño
de la clase política en el “sostenella y
no enmendalla” para proteger sus
privilegios frente a las reivindicaciones sociales. Hoy, como entonces, ha
quedado demostrado que –las Sagradas
Escrituras, la Constitución , contienen la verdad; mientras que la
clase política es la equivocada--.
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Porque como dijo, Francis
Bacon: --“la historia es la ciencia de los hechos”. ¡Pues eso!
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto
Hispano Luso